Después de perder con Libertad como local, San Lorenzo se retiró silbado por su público. Con esta derrota por 1 a 0, el Ciclón quedó cerca de una nueva eliminación en la primera ronda de la Copa Libertadores. Huele más a fracaso que a milagro.
Las pocas luces (nada tiene que ver el apagón inicial) de los primeros minutos de San Lorenzo, confundido, impreciso y errático, le permitieron a Libertad asentarse cómodamente en el campo de juego, cosa que no lograron los otros rivales que habían visitado el Pedro Bidegain. San Luis, Godoy Cruz, River y Banfield, ya habían recibido un gol antes de los diez minutos. Los paraguayos, a esa altura, ya podían decir prueba superada.
La idea de Javier Torrente, la de sostener las urgencias del Ciclón desde el comienzo, se fue transformando en doctrina. Diego Rivero, recostado en la derecha, fue el único que generó un poco de peligro. El resto del mediocampo (más precisamente Ledesma y Torres), se repartió entre imprecisiones que motivaron el entusiasmo guaraní, muy tranquilo por cierto. Su ubicación en el Grupo 8, con puntaje ideal, les dio lugar para tocar, rotar y avanzar, acciones que, hasta los 20 minutos, no pudo implementar el conjunto de Russo.
Mientras el juego seguía apagado, San Lorenzo recurrió a la fortuna de la pelota parada, que nunca llegó. Gonzalo Bergessio, impotente ante algunos fallos del árbitro (fue amonestado) y Bruno Fornaroli, no recibían claramente la pelota para inquietar la calma de Jorge Bava, el arquero paraguayo. Con este panorama, los hinchas comenzaron a preocuparse por lo inexpresivo que era San Lorenzo, sumada a las polémicas intervenciones del réferi, para nada localista.
En el desconcierto, Libertad tuvo la más clara. En brillante intervención, Navarro achicó con éxito el remate de Luis Ramírez. Un gol de Libertad, a cinco minutos del final de la primera etapa, habría profundizado el difícil trance del Ciclón. Mientras tanto, la fricción dijo presente. Aguirre y Rivero vieron la amarilla por San Lorenzo, y Pedro Sarabia, que mereció la roja por un codazo a Bergessio, también fue amonestado.
Libertad se fue a los vestuarios dejando una mejor imagen, quizá mereciendo un gol de esos que Navarro evitó en las últimas arremetidas. Por su parte, el réferi Silvera se retiró repudiado al compás de “uruguayo botón”, cántico que nada tenía que ver con Fornaroli, por cierto muy lejano del juego de sus compañeros, quienes no le dieron pases, sino centros o pelotazos.
Con la intención de cuidar los extremos defensivos, Russo le dio lugar a Germán Voboril por el lesionado Aureliano Torres. A pesar de la precaución, Libertad se adelantó a los cinco minutos del segundo tiempo por un desborde por la derecha. Adrián González no logró cortar un avance de Samudio, quien culminó su corrida con un remate bajo que Navarro no pudo contener y Aguirre, sin intención, mandó al fondo de su propia red.
Cristian Chávez ingresó por Fornaroli, en otro cambio que exasperó a la gente. “Andate Russo, sos un cagón”, gritó la Platea Sur. La Popular, contestó: “Movete, Boedo, movete, porque no te dejás de joder…”. Faltaban todavía treinta y cinco minutos. Libertad, en cambio, disfrutaba del “ole, ole” que bajaba de su tribuna, con no más de doscientos paraguayos.
A los 21 minutos, Hernán Peirone volvió a jugar en Primera, justo en el partido más importante del año. Sesenta segundos más tarde, en una gran maniobra individual, Alejandro Gómez (el único que intentó jugar) sacó un remate con cara interna estupendo, pero la reacción del arquero Bava fue espectacular. Tapó lo que iba a ser un verdadero golazo, y las ilusiones de remontar un encuentro que, a priori, parecía imposible.
Luego de un parate de casi ocho minutos por la lesión de Marín, San Lorenzo tiró toda su artillería en el área rival. Abusó de los bombardeos aéreos. Bava salía tan lejos como bien, y anticipaba toda intención azulgrana. Miguel Ángel Russo continuó sentado en el banco de los suplentes sin dar indicaciones.
Cuando los 45 se clavaban en el cronómetro, el asistente de Silvera adicionó nueve minutos. Una hazaña era la única posibilidad de revertir un partido adverso desde el inicio. Y el milagro de Potosí y del 8M eran solo buenos recuerdos. El presente dista mucho de aquel equipo, por más que haya varios apellidos repetidos.
San Lorenzo ha quedado más que complicado en esta Copa Libertadores. Nuevamente tendrá que apelar a resultados ajenos, siempre y cuando San Lorenzo consiga triunfar en México primero, y ante Universitario en el cierre de la zona. Evidentemente, la actual política futbolística sigue dando más tristezas que alegrías.
Fuente: mundoazulgrana
miércoles, 18 de marzo de 2009
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